Agarraivos, que hay curva.

Ayer, leyendo les portades de los periódicos principales de esti país, observé, que en toos ellos había un factor común. En primera página mostraban una gráfica con la evolución del IPC que me recordaba a les primeres estadístiques de los muertos y contagiaos por el Covid. Ya somos doctores en interpretar y leer curves con picu y sin picu y hartos de que nos hagan estar siempre en alerta por hechos internacionales, nacionales, comunitarios, locales, etc. Tan sólo queda que nos avisen de una alerta del espacio sideral. Entonces, apaga y vámonos.

Primera ola (mejor maremoto) de la "pandemia económica" que tenemos encima. Me pregunto si habrá vacuna que lo solucione a cortu plazu. Volverán a escasear les mascarilles financieres, los guantes de nitrilo pa evitar contagios de dinero negro, el sanitol pa desinfectar el ambiente especulador, jeringuilles pa inocular mejores estados de salud bursátil, respiradores artificiales pa purificar el aire vicioso de esta crisis. Y ánimo, mucho ánimo y mucha fuerza, pa soportar lo que ha de venir. Después nos pedirán que nos asomemos a la ventana pa aplaudir al aire y calentar les manos gratis.

Esta explosión de 2022, al igual que el virus, llegó sin que nadie la viera. Luego vendrán les preguntes de siempre: ¿Cuándo ocurrió? ¿Dónde saltó la chispa? ¿Ye contagioso? ¿Cómo se transmite? ¿Pue ser grave o muy grave? ¿quedarame pa comer?

Hoy, a tres meses de su nacimiento, 2022 se nos muestra indomable, cruel y terriblemente salvaje. ¡Quejábamonos de 2020 y 2021 sin saber lo que nos iba a deparar su sucesor en la serie numérica.

Collacios míos, los idus de marzo de esti añu…uf,  tela marinera. Sólo nos falta el anunciu del Corte Inglés pa recordanos que ya llegó la primavera, pero con tanta güelga y tanta curva van un poco retrasaos.

Y hablando de tempestades, os dejo en compañía de un huracán.

Un abrazu.